martes, 15 de febrero de 2011

Cueca Chora, Como el Puerto

Si quieren escuchar cueca, caramba, cantarla como Dios manda, vamos pal puerto, caramba, vamos pal Nunca se Supo, caramba, que la cantan con el alma, vamos pal puerto.
Una de las tradiciones mas clásicas de Valparaíso es la cueca chora, ritmo que gozó de una época de esplendor que muchos se empeñan en rescatar, pues se trata de un valioso patrimonio intangible.

por Cristián Rojas Molina
Si hay una música netamente porteña, esta es sin duda, la cueca chora, un tipo de cueca de temática urbana, distinta a la cueca campesina, propia del mundo huaso. Aquí los intérpretes visten de terno y sus letras retratan fielmente las vivencias de los bohemios de los años 40 a 60.

"Yo no creo que haya una expresión musical que represente mejor al puerto que la cueca, sobre todo en la época de esplendor de Valparaíso. Las casas de prostitución, como la Miss Merry, Los Siete Espejos, La Casa Amarilla, en la Plaza Echaurren, Cajilla, era un barrio con mucha vida", cuenta Jorge Montiel, cantante de Los Pulentos de la Cueca.

En San Roque, había numerosas quintas de recreo, donde los parroquianos se encerraban hasta por cinco días seguidos, prolongando la fiesta hasta límites que en esos tiempos a nadie le extrañaban. Algunas de estas quintas eran la Alba Rosa, o la mítica "Vieja de las Cazuelas", totalizando más de 15.

Tampoco se puede dejar de mencionar al Nunca se Supo, emblemático local del barrio Almendral donde los diversos artistas de la zona, luego de culminar su trabajo en otros bares y burdeles, llegaban a rematar la noche, estirando la juerga hasta la mañana siguiente.

Estos lugares de encuentro eran territorios de músicos legendarios de la cueca brava porteña, como el "Zurdo Bernal", Mascareño, Elías Zamora, Juan Pou, Benito Núñez, Jorge Montiel, Osvaldo Gajardo, Silvia la Trigueña, Luis Salas, Lucy Briceño y muchos otros que ya se han ido de este mundo, como el "Cuadradito".

"Antiguamente la vida nocturna en Valparaíso era espectacular, el barrio puerto era el barrio rojo, las casas de puta eran conocidas, la mondonga se movía, había un underground bien conocido y hasta elegante. Hoy día no hay nada de eso. Influyó mucho el canal de Panamá y esto terminó por morir con el golpe de Estado y el toque de queda", acota Fernando Leiva, ex integrante de Los Paleteados de Puerto, agrupación con la que obtuvo diversos premios en Festivales.

La cueca porteña tiene varias características distintivas, propias de Valparaíso. "Una de las principales es el entorno en la que se desarrolla, ya que nace en los bares, las quintas de recreo, los prostíbulos, lo que conforma todo un submundo que involucra a la cueca, por todas las características de la gente. La poesía de la cueca habla de lo que vivían ellos, entonces eso la hace más interesante, porque representa ese movimiento cultural", señala el profesor de música Aliro Núñez, uno de los integrantes más jóvenes de La Isla de la Fantasía, grupo de antiguos cuequeros que, gracias a un Fondart, pudieron editar un disco que rescata esta tradición, de la cual no había registros.

En cuanto a las diferencias musicales, aquí se usa mucho piano, batería, pandero y guitarra. Esa es la base, después se le agregaron más instrumentos, como el acordeón. También se canta en la rueda, "que quiere decir cuatro o cinco personas. Yo salgo por la derecha y el otro sigue cuando termino yo, continúa otro, después sigue otro, y siempre hay una segunda voz, y cada uno tiene su forma de cantar, pero todos se acoplan en una cueca. A veces se cantaba de cerro a cerro. Uno salía a cantar y los otros le contestaban del cerro del frente, la gente salía a escuchar y aplaudía", describe el guitarrista Juan Pou, de La Isla de la Fantasía, quien llegó en 1965 desde Santiago a pasar un fin de semana largo que continúa hasta hoy.

"Otro elemento que caracteriza a la cueca porteña es la forma de interpretación: se canta más lento que la sureña, la centrina o la cueca de Santiago, que tiene características similares en cuanto a la temática, pero es un poco más rápida. El baile también es distinto: la habilidad no está en hacer más pasos, más rápidos y mostrar el zapateo. Al igual que en la cueca tradicional, el hombre tiene que tratar de conquistar a la mujer, pero más que con los pasos, con la actitud, la choreza", explica Núñez.

"Las cuecas sureñas son más chicoteaditas, cuecas de a caballo. Aquí son más fraseadas, son más alargadas las estrofas, eso se llama sincopar una cueca" ilustra Pou. "Nosotros la hacemos con más dedicación", precisa Benito Núñez, cantante y además dueño de La Isla de la Fantasía, una verdadera casa de campo en pleno corazón del cerro San Juan de Dios, donde se reúnen a cantar y tocar varios cuequeros antiguos.

Coincide en lo del ritmo sincopado Fernando Leiva, agregando que "la cueca que se hace en el puerto es mucho más pausada, porque dice más cosas, los fraseos son distintos a cualquier parte, meten más cosas que la simple línea melódica y eso también pasa por el bacán, yo puedo decir más texto que tú o puedo arremangar más alto, es decir, la cueca, sin temor a equivocarme o ser siútico, es por esencia un desafío y el que se sale de eso no es cuequero".

Esta forma más lenta de interpretar y los ritmos más marcados permiten a los intérpretes jugar con las voces e improvisar. "Nosotros cantamos la cueca más lenta porque se puede frasear mejor el ritmo de seis octavos", indica Montiel, quien no comulga con el folclor de salón, al estilo de Los Huasos de Algarrobal o Los Quincheros. "Hay ballets como el Bafona o el Bafochi, que hacen coreografías, pero eso es muy aparte, eso es la cueca como un espectáculo.
La cueca en sí es del pueblo, no se viste de gala y la baila cualquier persona que tenga las ganas."

Concuerda en esto Aliro Núñez, agregando que "la cueca porteña es viva, era parte de la vida. Hay grupos que se disfrazan para la cueca, que se visten de huaso, una realidad que nunca han vivido. Les gusta y eso es respetable y válido, pero la cueca porteña es más auténtica, más honesta".

En Valparaíso no se canta vestido de huaso simplemente porque el campo es una realidad ajena. Sería absurdo. "El repertorio de cueca nuestro no es para cantarlo vestido de huaso. Nosotros somos muy respetuosos de la vestimenta del huaso, pero creemos que no le viene cantar de huaso a la cueca porteña, con un vocabulario que utiliza mucho el coa.
Se entiende que la tenida de huaso es para la cueca campesina. Fuimos los primeros en presentarnos de civil en el Festival de Viña y recibimos críticas: poco respeto por el traje de huaso, que éramos muy elegantes, que la dama que tocaba el piano lo hacía con un vestido de fiesta, etc. Nosotros siempre hemos respetado mucho a la cueca y por respeto a la cueca nos presentamos correctamente vestidos. Nos gusta ser pulcros en nuestra vestimenta y la cueca nuestra es porteña, urbana, entonces no estamos faltando el respeto al no vestirnos de huaso, al contrario", señala Osvaldo Gajardo, cantante y guitarrista que lleva más de 50 años en la cueca y fundador de Los Paleteados del Puerto, que este año cumplieron 12 años de trayectoria.

"Cuando mandé una cueca a Viña -añade Leiva- , que salió seleccionada, salió un viejo Collado, que escribía en el Mercurio, diciendo que lamentaba que los Paleteados -vestidos de civil- no tocaran vestidos de huaso y que la niña iba vestida como mujer de dudosa reputación. ¡Y eso era adrede! Entonces, en una oportunidad en que me entrevistó, le dije que le apostaba el premio íntegro, a que él aprovechara la colección de El Mercurio y me mostrara dónde se vistieron de huaso en el puerto para cantar cueca. Claro, tiene que haber habido, porque para los 18 se les contrata si se visten de huaso. Pero en forma natural, aquí ¿cuanto huaso andaba en la orilla?, ¿los huasos vendían mariscos?."

A juicio de Leiva "la cueca muere aquel 18 de septiembre en que se firma el decreto que la declara baile nacional. Si a los cultores de la cueca no se les permite expresarla como ellos la sienten, está condenada a morir. La cueca no tiene futuro mientras siga estereotipándose"

Algo de ello ocurre en el tradicional campeonato de cueca que se realiza en Arica, desde hace décadas, donde hubo muchos campeones porteños y "las parejas de Valparaíso eran muy respetadas. Pero con el tiempo se impusieron reglamentos sobre cómo bailar la cueca, cómo debían presentarse las parejas y ahora en los campeonatos todos bailan igual. Antes Valparaíso tenía su estilo, muy diferente del que se bailaba en otras ciudades y esa era una de las razones porque ganaban.", rememora Gajardo.
¿Se valora la cueca?

En Chile, pese a que la cueca es el baile nacional, muchos creen que ésta sólo se baila para las Fiestas Patrias. Pero aún así, los verdaderos cuequeros se han visto desplazados de las fondas. "Para el 18 los viejos no trabajaron, en ningún lado hubo pega, porque las mismas bandas tropicales tocaban unos pies de cueca", cuenta resignado Aliro.
"El porteño es muy ignorante de sus tradiciones. Por ejemplo, la fiesta de San Pedro, de los pescadores, tiene batucadas, diabladas, gitanos y ya no tiene bailes chinos. Los cantores tampoco van a hacer cueca.

De Rancagua para el sur, la gente vive la cueca de una forma muy distinta a los porteños. Hay festivales de cueca en los que van 3 mil, 5 mil personas. Aquí en Valparaíso parece que están los ingleses de Latinoamérica.", agrega Leiva.

Discrepa en esta apreciación Osvaldo Gajardo, quien participó en los recitales de cueca que se realizaron en los teatros municipales de Valparaíso y Viña del Mar-dos en cada uno-. "Aquí la gente es cuequera, lo demostró con los cuecazos, que tuvieron una aceptación tremenda de público, a tal punto que quedó gente de pie en los pasillos.

Entonces, para una expresión musical como el folclor, era una novedad ver el Municipal, tanto de Valparaíso, como de Viña, lleno, con un público enfervorizado por la cueca, bailando en los pasillos e incluso subiéndose al escenario a bailar."

Pese a esta enorme convocatoria, no se valora el trabajo de estos folcloristas, tanto por parte de autoridades, como de empresarios locales. "Lamentablemente los cuequeros son mirados en menos. Para los 18 de septiembre las mismas orquestas tropicales hacen unos pies de cueca. Para este 18 había un solo conjunto de cuecas en todo el parque Alejo Barrios. Entonces hay poco respeto por los cuequeros, porque al momento de los quiubo ofrecen una mugre de plata", se queja Gajardo.

"Falta compromiso de las autoridades -agrega Aliro Núñez-. No nos han invitado ni a los carnavales culturales. El año pasado nos dijeron si podíamos tocar al día siguiente, pero querían que tocáramos gratis. Los grupos que vienen de afuera no tocan gratis. Muchas veces hemos ido a tocar afuera, en Santiago, hicimos una gira a al sur, Puerto Montt, Valdivia, y bien pagado. Pero aquí no se le da el valor que se merece, no se valora a su gente. Los artistas porteños no tienen nada que envidiarle a los de Santiago"
Montiel es categórico al señalar que "los que abrazan el folclor como nosotros, tienen que ser locos, como nosotros, porque el folclore no da. Yo tengo que mantener una familia, por lo que tuve que empezar a cantar tangos, pese a que el tango no me gusta para nada. Pero tuve que aprenderlo, porque desgraciadamente la cueca no da para vivir".
El Rincón de las Guitarras

Un punto en el que coincidieron muchos de los entrevistados es la falta de un local apropiado donde poder disfrutar de la cueca en vivo. Si bien es cierto, se han hecho espectáculos como los cuecazos en Viña y Valparaíso, éstos se dan con una frecuencia de aproximadamente cuatro veces al año. Pero ¿y los 48 fines de semana restantes? ¿y si la gente quiere servirse una comida o compartir un trago con los artistas?.

Afortunadamente existe un lugar que conjuga todo esto: El Rincón de las Guitarras, ubicado en Freire 431, entre Chacabuco y Pedro Montt.

"Aquí venimos a cantar, a ensayar, a tomarnos un traguito, a compartir. Hacemos fiestas cuando menos se piensa", cuenta Montiel.

La idea de este local desde un principio fue brindar un espacio a los folcloristas porteños, rememorando antiguos locales. Aquí llega Juan Pou, Luis Salas (acordeonista de La Isla de la Fantasía y ex integrante de Fiesta Linda), Lucy Briceño (cantante de La Isla de la Fantasía), Elías Zamora, (baterista de La Isla de la Fantasía y Los Paleteados del Puerto) y también boleristas, como Jorge Farías.

Jaime, el dueño del local indica que "generalmente nos juntamos el día viernes al guitarreo y canturreo", mientras una parroquiana advierte que "hay un lema: es de rotos quedarse el día viernes en la casa. A veces somos 30 o 40 y durante toda la noche. A las seis, siete de la mañana del sábado uno se está yendo" "Aquí se recibe a toda persona que guste del folclor, -añade Montiel-. Nunca ha habido una pelea, sólo hay amistad y cariño. Esta es, además, una fuente de trabajo para nosotros, porque muchas veces me han contratado aquí, para fiestas o matrimonios."

La música folclórica es la que prevalece, mientras la cumbia o el rock and roll escasean. Y es que, como dijo sabiamente Montiel: "la cueca es perenne, los demás ritmos pueden ser caducos".

LA CUECA ES URBANA

La cueca tuvo su florecimiento en los entornos de las ciudades y también en los puertos: Santiago, Valparaíso, Coquimbo, San Antonio, vivieron lo mejor de la cueca chilena junto al desarrollo de una vida alegre muy representativa de la chilenidad más profunda.

Una forma de vida, una manera de ser chileno -que a mí modo de ver- describe magistralmente Joaquín Edwards Bello en su novela "El Roto".


La Chingana

La chingana puede describirse como la cuna de la cueca.

Eran construcciones de ramas, con mesas en su interior, algunas tenían escenario para los músicos. Era el centro social del roto, el afuerino, el huaso.

El pericón, zapatera, llanto o zamacueca, todos "bailes de la tierra", eran los ritmos que se podía escuchar en las chinganas.

"1818-1823 Las chinganas más antiguas fueron las de Ña Rutal y de Teresa Plaza, a las que se agregaron El Parral de Gómez, Baños de Huidobro y El Nogal, que incluía un escenario. Famosas fueron las hermanas Tránsito, Tadea y Carmen Pinilla Cabrera, que instalaron una fonda en Petorca, a una cuadra de la plaza, y que, trasladadas a Santiago, actuaron en el Parral de Gómez y en el Café de la Baranda, situado en la calle Monjitas, a una cuadra de la Plaza de Armas. "La Petorquinas", como se las conoció, tuvieron tanto éxito, que la capital se cubrió de chinganas de SanDiego hasta San Lázaro. Además, fueron incluidas bailando cueca en la primera temporada de ópera que se organizó en Santiago."

("Oyendo a Chile" de Samuel Claro Valdés)


Antecedentes básicos para una mejor comprensión
de la dimensión histórica de la cueca chilena

NOTA: La "inspiración" teórica de estas páginas está basada en el libro "Chilena o Cueca Tradicional", publicado por Ediciones Universidad Católica, en 1994, obra de un equipo de investigadores dirigido por Samuel Claro Valdés en colaboración con Carmen Peña Fuenzalida y María Isabel Quevedo Cifuentes, el más reciente y completo estudio sobre la cueca, que basa muchas de su conclusiones en las enseñanzas del ex matarife y cultor cuequero Fernando González Marabolí.

Fernando González Marabolí (cantor, ex matarife, heredero vía paterna de toda una tradición en el oficio del canto, maestro fundamental de la chilena o cueca tradicional)

"La cueca de arte grande -la de las fondas de la Independencia, esa que fue sagrada para los Carrera y que a la muerte de Diego Portales se tuvo que ocultar durante 150 años - fue tratada sin piedad y pasó días amargos. Sólo las cárceles, tabernas y prostíbulos fueron refugio seguro para esta joya del arte, la cual ha sobrevivido fuera de la ley, perseguida... clandestina... Prefirió sumergirse en el vino, en las fiestas y tomateras del pueblo, especialmente en caletas o guaridas de la Vega, la Estación y el Matadero, donde se juntan los que no valen nada para el coloniaje..."



CANTO A LA RUEDA O CANTO A LA DAIRA



"La belleza del canto a la rueda o canto a la daira, es el equilibrio de la verdad interior. Tiene la medida y el peso de lo justo... debido a que el hombre sacó de la naturaleza los componentes de su arte."

"A lo que nosotros llamamos cueca es el canto a la daira del fabuloso imperio de los árabes que difundió la dinastía de los Omeyas por medio de la escuela de Medina y pertenece a los sones altos de la fiesta de la Zambra. Es una de las formas más difíciles y complejas del compás árabe de 6x8...

Los especialistas que hablan de cueca no aportan ninguna luz... debido a que ignoran por completo la disciplina de su técnica, no saben que el canto de viva voz es de transmisión oral, ni que su riqueza en la expresión melismática de sus incomparables melodías, pertenece a una gran escuela.

"Nadie conoce la pedagogía tradicional de Chile ni sabe hablar con soltura sobre esta expresión. Lo único que tienen para dar y prestar son títulos.

"También cuando se escribe sobre la cueca, debido a que esta expresión fue transformada en industria , se excluye el verdadero arte que es la música , la poesía y la forma de su canto, porque el coloniaje niega, enreda y separa con el único fin de crear etapas, modas y estilos.

"Para matar la tradición del pueblo es que se le impone esa cueca mansa que no le dice nada al chileno, sino que le causa fastidio, porque saben que sin cultura propia no tendrá valores que defender."

"Por eso es que para entender el arte del canto a la rueda hay que estudiar el universo, los tiempos de la naturaleza y las líneas del hombre, porque todas esas piezas o medidas forman un cuerpo completo y sin que nada se las pueda quitar"

"Nuestro canto está metido dentro sin poder salir jamás de ese molde, sujeto siempre a las leyes naturales, regla, compás, figuras numéricas, donde todo su movimiento se guía por un concepto ordenado y total del universo y del mundo, porque es un arte geométrico y matemático, tal como el juego de ajedrez."
Fernando González M.



Extractos de "Chilena o Cueca Tradicional":


Los fundamentos teóricos que lo sustentan (el estudio), que se basa en las investigaciones y reflexiones realizadas por don Fernando González Marabolí y conceptualizadas críticamente por el equipo de investigadores, se pueden resumir en los siguientes puntos:

1. La cueca o chilena es una forma poético-musical en la que intervienen el canto, instrumentos musicales y la danza, provenientes de la tradición arábigo-andaluza.

2. La supervivencia de la cueca o chilena se mantiene en la tradición oral. Su dispersión es continental, se conserva con mayor pureza en Chile y los rasgos de esta tradición que se puedan haber perdido o deformado son posibles de recuperar.

3. El desarrollo musical de la poesía por medio del canto plantea relaciones numéricas que se basan en la tabla de multiplicar del 8.

4. Estas relaciones numéricas están basadas en la observación de los elementos de la naturaleza, los astros y el cuerpo humano.

5. El canto de la cueca o chilena es gritado y melismático, con la misma impostación de la voz de las antiguas escuelas de canto árabe. Los cantantes de la cueca son cuatro, principalmente hombres,

pero también participan mujeres que hayan recibido un entrenamiento vocal adecuado.

6. Los instrumentistas interpretan instrumentos melódicos y de percusión y son, generalmente, otros los cantantes. Estos últimos pueden interpretar, además, algunos instrumentos de percusión.

7. La coreografía de la danza implica el cortejo y conquista de la mujer por el hombre y se desarrolla dentro de un redondel imaginario. Está íntimamente relacionada con la estructura matemática que rige el desarrollo de la poesía por medio el canto.

8. El estudio de la cueca o chilena adquiere un un carácter interdisciplinario, que enriquece el conocimiento de diversas áreas del saber.

9. La revalorización y rescate de la cueca o chilena contribuye a la reafirmación de la identidad nacional, reviviendo tradiciones profundamente arraigadas en Chile y en América.

10. El repertorio de cuecas recogidas, creadas o seleccionadas por González Marabolí configura un verdadero Cancionero Chileno, representativo de la cultura de tradición oral y de la historia de Chile.
Samuel Claro Valdés "Chilena o Cueca Tradicional", Ediciones Universidad Católica, en 1994 (pag.16)

Entrevista: Mario Rojas: 'La cueca es un arte de elite'

Mario Rojas es uno de los músicos chilenos más interesados en recuperar la verdadera esencia de la cueca en nuestro país. El ex-integrante del grupo "De Kiruza" ha realizado innumerables composiciones bajo la influencia de este género musical, fue el director del video documental "La Cueca Brava de Mario Nuñez", es el productor musical del reciente disco en vivo de la agrupación "Los Chileneros" y actualmente está grabando una producción con el grupo cuequero "Los Santiaguinos". Un personaje más que facultado para entregarnos su visión sobre esta expresión musical nacida en lo más profundo de nuestra idiosincrasia.

- Mario, ¿qué entiendes por cueca?

- La cueca es una tradición muy antigua, más antigua de lo que la mayoría de los investigadores le atribuyen. Ellos hablan de la cueca como un fenómeno que se generó a raíz de la moda que llegó a Chile de la "zamacueca", proveniente de Lima. Yo tengo la sensación que la zamacueca sólo detonó un sentimiento que estaba instalado en nuestro país. Un antecedente que se encuentra en todas las expresiones populares de América latina, como la cumbia, la habanera o el tango: la raíz "morisca" de nuestros pueblos. Todos estos "bailes de la tierra", como se llamaban durante la colonia, son derivaciones arábico-andaluz. Gente que llegó a este continente desde España y no eran los típicos colonizadores-evangelizadores castellanos. Hombres de trabajo, que venían "a la mala" como polizones en las embarcaciones del "Viejo Continente". Estos tipos no eran 100% cristianos, católicos ni españoles. Eran moriscos, con influencias árabes y musulmanas. Entonces, no podían entrar a América como españoles debido a su carácter mestizo. Por lo tanto, gitanos y moros formaron toda una masa de ilegales en nuestro continente, una cultura popular que se insertó en los estratos bajos de esta nueva sociedad. En Chile, estos individuos comenzaron a reproducir sus milenarias tradiciones y, con el tiempo, este arte obtuvo individualidad americana. Nuestra cueca es resultado de esta fusión cultural.

- Sin embargo, muchos investigadores le atribuyen una importante influencia africana a la cueca ¿Existen elementos negroides en esta música?

- Efectivamente. Los moros habitaban el norte de África y, por lo tanto, tuvieron gran comunicación con las naciones del centro del continente de origen negroide. Muchos dicen que el ritmo 6/8 pasó desde Arabia hasta Nigeria. Ahora, en nuestro continente hay una gran fusión africana con ritmos andaluces, como la cumbia o el guguancó. Ahora, la cueca tiene algo de eso que se refleja en las polirritmias y en el canto sincopado. Sin embargo, a pesar de las innumerables influencias, la cueca es totalmente chilena. No se bailaron cuecas ni en África ni en España. Esta ha sido la única expresión musical generada en nuestro país que traspasó fronteras. La cueca fue una moda en Latinoamérica, donde la llamaron "chilena".

- En nuestro país, ¿Dónde surgió esta expresión musical?

- En los márgenes de las ciudades, en los sectores del pueblo urbano. Esta es una expresión netamente popular. Y ahí es donde nos enredamos con esta cosa del huaso. Porque la cueca más que del huaso es del roto. El roto chileno es una especie de huaso cimarrón, anárquico, el que se escapa del feudo y de su patrón terrateniente. Huye para buscarse la vida en el Chile semi-industrial, en la nación que construye carreteras, canales, puertos, industrias, etc. El roto siempre se está moviendo, cambiando de oficio y de lugar físico. Lo tenemos en el Ejército, construyendo el canal de Panamá, buscando oro en California. Todas estas experiencias, el roto las expresa a través de la cueca. Por lo tanto, esta música no sólo habla del campo, la chicha o el rodeo.

- ¿Cómo se fue perdiendo la esencia de este arte?

- La cueca alcanzó su auge en la independencia, en el siglo XIX. El roto fue importantísimo en este proceso porque era la tropa del Ejército. Lo mismo en la Guerra del Pacífico. Por lo tanto, las clases más altas no podían despreciar al roto y permitieron que manifestara públicamente sus expresiones culturales. Sin embargo, a partir de 1930, tiempos de crisis económica y organización popular, el roto comenzó a molestar, a ser un peligro. Entonces, los persiguieron y reprimieron su arte. De esta manera, la cueca se encerró en la clandestinidad. Se escuchó en prostíbulos, bares y guettos marginales. Allí siguió reinando hasta la década de los 50'. Después entró en franca decadencia hasta el Golpe Militar, donde cayó en fase terminal.

- ¿Es la cueca un muerto en vida?

- Ahora, la gente canta mal la cueca. Incluso cree que hay que cantar y tocar mal para hacer cueca. Y en ese sentido, el peor daño que ha caído sobre la cueca -tratando de hacerlo bien- son los grupos de canto y danza. Estos conjuntos folklóricos de los colegios, empresas o instituciones públicas, que recién están aprendiendo a hacer música, tocan cueca porque debe ser lo más fácil. Ahí prima ese sentimiento "nacional" por sobre lo musical. Desarrollan la coreografía del baile y todos los "íconos" de este arte, pero definitivamente no son cultores de cueca.

- ¿Cómo debería ser una cueca?

- Evidentemente hay un síncope muy fuerte. Una manera de sacar la voz, de respirar, que tiene que ver con el pregón, con el feriano, con el tipo que grita las verduras o el diario. Una manera de sacar la voz que es arriba. Esto se debe a que la cueca es una guerra entre cantores. Uno saca una melodía y el que sigue debe entrar "arremangando", más alto y fuerte, sobrepasar al primero. Por lo tanto, si en una rueda de cantores un gallo no tiene "pito" (voz) se tiene que salir. No sirve, simplemente. Esos son códigos de los cultores de la cueca. Y hay que hacer la diferencia entre esos cultores y aquel segmento de individuos que han encontrado en el folklore una forma de sentirse chilenos a través del huaso y la bandera. Elementos que tienen más que ver con la fuerza que tiene el Estado chileno en generara símbolos patrios. Los rotos no buscan su chilenidad, porque definitivamente lo son.

- ¿Cuáles son esos símbolos patrios del Estado?

- Hemos sido formados en una estructura estatal, rígida, bien organizada, en contraste a otros países latinoamericanos. Tuvimos una burguesía inteligente que formó instituciones super sólidas y símbolos patrios. Todos lloramos con el himno, encontramos hermosa la bandera y comemos empanadas para el 18 se septiembre. Íconos impuestos desde "arriba" para asegurar el compromiso del pueblo con las instituciones, pero que no necesariamente son verdaderos.

- ¿Crees que se puede revertir este proceso?

- Veo un interés dentro de un segmento de la juventud por descubrir la verdad de la cueca, la aguja entremedio de la paja. Yo lo atribuyo a los efectos de la globalización, porque este proceso no se está dando solamente en Chile, sino en todos los países, en todas las culturas. Estos jóvenes tienen la lucidez por buscar sus raíces. Y ahí está la cueca para reconstruir identidad. Ahora, no es una cuestión masiva y, para ser honesto, ojalá que no lo sea. Porque se chacrearía. Debe ser una cuestión de "elite" y sólo de esta manera existirá una perfección dentro de este arte. Como el flamenco, porque no cualquiera se pone a cantar flamenco. El que no sabe flamenco no toca, se queda callado. La cueca no es chacota, sino una expresión musical compleja y con muchas variantes. No es sólo música, ni baile, ni poesía, ni diversión. Es todo junto, un arte completo y, por lo tanto, hay que conocer los códigos para participar de ella. Por lo tanto, no es cosa de tocar una guitarra, tirar una paya y aplaudir. Como dije, la cueca es un arte de elite. Creo que nosotros todavía estamos en una etapa muy básica de reencuentro con esta expresión cultural. Debemos saber cuándo estamos en presencia de una cueca verdadera y cuándo es una falacia. Este es el primer paso y creo que lo estamos dando.

por Gustavo del Canto

"COMO BAILE DEL PUEBLO,LA CUECA SIEMPRE FUE CONSIDERADA PELIGROSA"

Bernardo Zamora, folclorista

Entrevista: Patricio Díaz R.
Valparaíso, 30 de enero de 2005.


El director del conjunto folclórico porteño "La Isla de Fantasía" realiza un recorrido por las raíces de la "cueca popular", contrastando su origen con el decreto, que en 1979, instauró a la "cueca tradicional" como baile oficial de Chile.

En una época donde la globalización invade la cultura, surgen voces de resistencia que provienen de lo local. Son innumerables las experiencias locales que se aferran a su propia identidad, dándose a conocer en una diversidad de expresiones cuyo impacto varía según el reconocimiento que haga la gente. Entonces ¿cómo la cueca porteña y en especial la agrupación Isla de la Fantasía, representan o son parte de la identidad de Valparaíso?

- Este tipo de cueca es particular de Valparaíso. No es la cueca "centrina", ni "campesina", que en realidad no existe, yo tengo mis dudas sobre su existencia, pues considero que está hecha para la televisión, para los festivales y por lo tanto para el show y el escenario.

La cueca porteña, es la "cueca verdadera", como dice uno de los viejos de la Isla de la Fantasía, y sus letras hablan siempre sobre lo mismo: la mujer, la comunidad, el amor, la amistad, los barrios y el puerto. Se refleja en ellas mucho la convivencia, la vida del pueblo, la vida en torno a los bares, los tiempos antiguos, donde la gente de cerro se juntaba con los chiquillos de la orilla (que viven en las calles del barrio puerto). El espacio de vida donde reinaba la cueca era muy parecido a Kansas City en la época de restricción del alcohol, donde reinaba el Jazz. Mucha gente en el puerto vivía del contrabando y otros tantos del comercio.

En cuanto a fecha, estamos hablando que la gente de la agrupación nace en las décadas de 1920 y 1930. Ellos a su vez hablan de sus papás y su relación con la cueca, por lo que fácilmente podemos remontarnos antes del 1900. La cueca tuvo mucha fuerza hasta fines de los años sesenta y principios de los setenta.

Has dicho que la cueca porteña es la verdadera. ¿qué la diferencia de las otras? tanto técnicamente como culturalmente?

- Técnicamente, la diferencia entre la cueca "tradicional" (que luce un tipo de traje, que exhibe un tipo de baile) y la cueca porteña, es que en esta última no sólo se baila, sino que se canta mucho. En algo se parece a las payas. Es una cueca de competencia: meterse a un lote o inventar cuecas es muy difícil, por lo que no cualquiera lo hacía o lo hace, había que ser choro. Ahora, si queremos vincularla con otras melodías, no podemos negar su relación con la marinera y la zamacueca, con influencia negra. Culturalmente, antes, la gente que se reunía en torno a la bohemia porteña, se juntaba a escuchar cuecas, boleros y tangos en lugares como "El Nunca Se Supo" o "La Avenida". Se juntaba de todo: obreros y profesionales compartían en las mesas a escuchar a los cuequeros. Era música del pueblo.

Tengo la hipótesis que la cueca como tal tiene históricamente más fuerza en la marginalidad urbana que en el campo. Fue en las chinganas, fondas y quintas de recreo - todos espacios urbanos populares- donde se fue puliendo y creciendo.

Si la cueca porteña o la urbana es la verdadera, la del pueblo, ¿cómo es que la cueca tradicional se difunde más y ha llegado a ostentar el título de baile nacional u oficial?

- Como baile propio del pueblo siempre fue considerada peligrosa, asociada a las malas costumbres del populacho. En el siglo XIX, en la época de la organización de la República, las chinganas y las cuecas estaban prohibidas, como prohibido estaba casi todo para los sectores populares. Con esto, la clase alta, que a su vez es la clase gobernante pretende controlar la identidad cultural del pueblo, pues esconde el origen mestizo de nuestra nación.

La cueca es mestiza porque es del pueblo, pero se la disfraza de hispanidad, se le cambia el sentido popular por uno oligárquico y se le ha estereotipado (con un traje, un baile y un tipo de canto) y oficializa en la llamada cueca tradicional.

Esta es la cueca de los Cuatro Huasos, antecesores de los Huasos Quincheros. La cueca de los Cuatro Huasos es preciosista, estilizada, incluso melodiosa y académica. Ellos son los que inventan un vestuario, acomodado para los escenarios. Contrariamente, en la cueca porteña, la cueca brava, se canta fuerte o se grita. Es el canto de la Vega, de la población.

La cueca oficial, ostenta no por casualidad este título. En un decreto del año 1979, se instaura la cueca como baile oficial. Culturalmente no es correcto. Se le impone a la gente de todas las regiones políticamente y en dictadura un tipo de cueca que responde a los cánones de un sector social determinado y minoritario, lo que es homogeneizante y centralista.

¿Estamos hablando de una manipulación ideológica respecto de nuestra identidad?

- El huaso de la cueca estilizada u oficial no es del pueblo. Es el hacendado que no tiene nada que ver con lo popular, menos con lo urbano, como en Valparaíso por ejemplo.

¿Cuál es el daño, entonces, que se produjo en la identidad de los sectores populares?

- Antes los viejos hablaban de que se hacían festivales y encuentros con una participación mucho mayor de organizaciones sociales de base. Los vecinos, la vida en comunidad era mucho más rica. El golpe de Estado de 1973 no sólo atentó contra un proyecto político, pues tambié produce un cambio de mentalidad, un cambio cultural. Antes proliferaban los clubes donde había harto baile, harta actividad comunitaria, harta fiesta y vida. Son muchas las organizaciones sociales que murieron. Los valores ahora son otros. Hay más consumismo y a la gente no le interesa ocupar los espacios públicos.

¿Cuáles son los objetivos de la Isla de la Fantasía? ¿Recordar, rememorar, revivificar?

- Primero, valorarlos a ellos, a los cuequeros como artistas o cultores. Segundo, reconstruir el pasado de Valparaíso, no para revivirla, porque eso es imposible, sino para comprender parte de la historia oculta del puerto. Tercero, relacionar la
cueca porteña con toda la música que es parte de la identidad del puerto: los tangos, boleros, valses peruanos y Cuarto, unir el hilo cultural que se cortó con la dictadura. No olvidemos que el toque de queda mató la bohemia. Los viejos se encierran en sus casas y no salen por temor. El golpe no sólo afectó los derechos humanos, la identidad también se perdió y se dio paso a cánones culturales totalmente alejados de los orígenes del pueblo.

CULTORES DE LA CUECA BRAVA

En un comienzo hubo varios grupos nacidos en Valparaíso, entre ellos Los Chileneros. También hubo, en la Universidad Santa María, un grupo muy parecido a aquellos, el cual utilizaba instrumentos de viento. Hacían una cueca parecida a la de los organilleros y los payasos; esa de los circos pobres tocada por la banda y bailada por los payasos. Cantores hubo varios. Marillanca, quien era de Limache, tocaba su guitarra en el Restaurante Avenida, de la calle Juana Ross a un costado de la Iglesia de Los Doce Apóstoles. Ahí se reunía guitarristas y acordeonistas. Entre ellos Pepe Fuentes y Jorge Montiel, quienes aparecen en los casetes de Los Pulentos de la Cueca. Montiel era cantor de tangos. Estos personajes le otorgan un estilo de cantar de la cueca; y luego un estilo de baile propio.

Hay otros nombres citados por Los Chileneros en sus producciones, como Vito Lolo, Rubén Loyola, Perico Núñez "Periquín", Mario Cava, Estropajo, Mascareño, Cuadradito, Zurdo Bernal y Juan Po. En Adiós Santiago Querido, los saludan.

También recuerdan a Pollito González, pianista del Cinzano en la actualidad, a la línea de buses Sol del Pacífico y a Carlitos Rojas, "el galán de la noche", para probar su pertenencia y origen (en Puerto de Valparaíso…con cerros y miradores/donde se ve la bahía/con sus buques y vapores).

Ya instalada en Santiago, la cueca brava tiene su mayor representación, en la actualidad, en Los Chileneros, el conjunto que se presentó en la transmisión de mando del Presidente don Ricardo Lagos Escobar. Un video de Mario Rojas. La cueca brava, bitácora de Los Chileneros, de 41 minutos de duración, recorre lugares de la Estación Central y del Club Hípico en el testimonio de tres de sus músicos: don Nano Núñez, de 86 años de edad, el Baucha (Luis Hernán Araneda) y el Perico (Raúl Lizama). El documental de Rojas reúne al conjunto luego de veinte años de aparente inactividad. Los temas de Mario Catalán y Humberto Campos Mesías, entre otros autores del arte popular, recuerdan los lugares míticos tanto del puerto como de Santiago, entre ellos Los Siete Espejos, La Carlina, La Ñaña y La Lechuguina.

Con 85 años a cuestas, Hernán Núñez goza de buena salud y se le considera el representante de la bohemia santiaguina de los años 50. Formado musicalmente entre conventillos y casas de caramba y huifa, este compositor está empeñado en devolverle a la cueca urbana un lugar privilegiado entre las expresiones de cultura popular de Chile. Pese a su edad sigue siendo el alma de Los Chileneros.

Desde que los compases de la cueca llegaron a sus oídos por primera vez a comienzos del siglo XX, en el conventillo donde pasó su primera infancia, este ritmo se convirtió en una arrebatadora pasión. "Conocí la cueca en el conventillo donde vivía, que quedaba en la calle Hugo Toro Mazote, a una cuadra y media de la Alameda. La propiedad era de don Domingo Briceño, un caballero que tenía carretones de golpe, de esos para llevar arena, piedra y ladrillo, que ahora ya no existen- cuenta.

"Briceño sólo permitía festejos para el 18 de septiembre, santos o bautizos, pero igual el pequeño Hernán supo disfrutar del canto de la "señora Manuela", que tocaba el arpa y era muy acomodadita y decentita".

Fue en calle Toro Mazote
que tuve uso de razón
como empezando con cuecas
se alteró mi corazón.


Con ese verso, el cuarto de su largo poema autobiográfico, Núñez deja en claro su temprana afición, que se vio reafirmada cuando su familia se trasladó al cité Colón, de calle General Velásquez.

Cuando niño fue lustrabotas. Así fue conociendo los barrios bravos de La Pila y Ecuador: "después vendí diarios, y esa fue mi contraseña para meterme en los conventillos. Toda la gente empezó a conocerme".

En su historia de cuecas y de versos las mujeres ocupan un lugar importante. "De Pancho Causeo p'abajo eran puras picás. Antes se les decía picás a las mujeres de conventillos que meneaban la cola, no a los restorantes buenos y baratos. Ellas no eran prostitutas, pero se entusiasmaban con uno y otro hombre. Había tomateras y no faltaba que se juntaran todos los gallos y quedaba la escoba, recuerda.

En ese ambiente descubrió que la cueca era guerrera: los guapos se iban en collera. Se cantaba a la rueda y se agarraba por mano. Eran verdaderos duelos y muchas veces terminaban en puñaladas, sobre todo si había faldas de por medio; el roto de entonces era un verdadero poeta. Es aquí donde la cueca brava reconoce su vinculación con la poesía popular: en cuanto crónica de los hechos cotidianos. Sus letras se usaban como una especie de informativo musical donde figuraban hechos policiales, triunfos deportivos, traiciones, desafíos y condenas sufridas por los contertulios.

En una rueda de cantores, en el Parque Cousiño, conoció a Luis Araneda, un matarife, apodado El Baucha. Al poco tiempo se sumó Eduardo Mesías, que más tarde moriría de cáncer a la garganta. Así nacieron Los Chileneros.

Comenzaron a tocar en prostíbulos, en La Carlina, La Ñaña y La Lechuguina. En la primera casa tocaba Raúl Lizama, Perico, quien luego ingresó al grupo. Parte importante de sus comienzos transcurre en Valparaíso, en el bar Nunca se supo. Esta institución de la noche porteña era considerada "la universidad de la cueca". También trabajaron en Los Siete Espejos, Los Ojos Verdes, El Pato Loco, El Turín y El Zeppelín.

Hernán Núñez toca platillos de té con el típico repiquetear de la cueca: no sé tocar nada más que el pandero y algo de percusión, pero mi gracia es hacer letras. Tengo más de 120 cuecas, y me han grabado Las Morenitas, El Dúo Rey Silva, Las Consentidas, Los Paleteados del Puerto, Aparcoa, Inti Illimani y varios otros.

A mediados de los 60 fueron "descubiertos", Los Chileneros, por los folkloristas Héctor Pavez y Margot Loyola. Los presentaron a Rubén Nouzeilles, director artístico de Emi Odeón, sello en el que grabaron sus primeras cuecas en vinilo. Esta experiencia se repitió dos veces más, la última en 1973. En el álbum de la despedida Nouzeilles escribió: la única expresión del folklore urbano, la cueca chilenera, corre el riesgo de desaparecer si no logra ser aceptada y reconocida como hija folklórica legítima de Chile.

Para Nano Núñez, lo que ha matado a la cueca ha sido la influencia extranjera: acá en Chile todos quieren parecer yanquis. Pero según él, también ayudó al exterminio del canto popular urbano el régimen militar, que impuso el toque de queda e impidió la libre expresión del roto: son muchos años de sequía. Cuando se le prende fuego a un terreno, se necesita mucho tiempo para que vuelva a florecer".
Traslado de la cueca brava a la Vega Central en Santiago

Los mejores cantores de cuecas choras, de Santiago, se sostiene, aprendieron a cantar cueca en Valparaíso y la trasladaron a la capital. Para Alvear, refiriéndose a los más conocidos: no lo reconocen; sino que lo dicen orgullosamente los mejores cantores que tienen en Santiago. Los mejores cantores de cuecas choras, de Santiago, ellos reconocen ser de origen porteño. Aprendieron a cantar cueca en Valparaíso, de esa forma. Y la trasladaron a Santiago.

Entonces los santiaguinos dicen de repente, "no, si esto es nuestro, se crea en La Vega, sale por ahí". Pero, puede ser también. No decimos que no. Pero los mejores cantores de cueca que se conocen en Santiago, generalmente tuvieron su origen en Valparaíso. Como el caso de Pepe Fuentes, de Los Chileneros. Fue cantor de Los Chileneros y después de Los Pulentos. El mismo Jorge Montiel cantor de tangos, es porteño. Y es un gran cantor de cueca de ese estilo. Entonces, no podemos decir determinantemente que nace en Valparaíso; pero de acuerdo a los antecedentes generales, se podría decir que la cueca brava es más porteña que santiaguina.

Las razones de este traslado corresponden al decaimiento de Valparaíso después de 1973. Los cantores, terminada la noche porteña con el establecimiento del toque de queda, buscaron nuevos horizontes que justificaran su sobrevivencia. Muchos de ellos partieron a la capital para cantar en restaurantes y entre las mesas de los mercados. Después, poco a poco, pasaron a alegrar las jornadas laborales de los veguinos.

DIFERENCIA ENTRE CUECA CHORA Y CUECA BRAVA

ENTREVISTA A MARIO ROJAS
La operación rescate que en los años 60 lleva a cabo Angel Parra, poniendo de moda al Tío Roberto Parra y sus "cuecas choras", es el inicio de un despertar de la cueca urbana cuyos cultores acrecientan día a día su vigencia y sus fieles seguidores. En la última década se ha generado una verdadera subcultura promocionada por figuras como el grupo Los Tres y su vocalista Alvaro Henríquez; el movimiento Guachaca y las iniciativas lideradas por el músico y productor Mario Rojas, ex integrante de la banda De Kiruza y gestor del sitio Cuecachilena.cl, quien nos habla sobre los prejuicios, estilos y proyecciones de este género tradicional.
- ¿Cuál es la diferencia entre la cueca chora y la cueca brava?

- No hay diferencia, es la misma cueca urbana con distinto nombre. Sin embargo, convengamos que debido a un disco long play que fue muy popular en los años 60's ("Las Cuecas Choras del Tío Roberto"), mucha gente asocia la "cueca chora" con la famila Parra. El estilo impuesto por el tío Roberto es muy característico y sin duda hoy en día es el sello de la familia Parra en la interpretación de cuecas. Son letras muy ingeniosas que relatan historias de la ciudad, muy similares todas entre sí, en melodía y estructura armónica. Sin embargo tienen un acento rítmico que suena más rural que urbano. Hay que considerar que los Parra son originarios del sur de Chile. Ese es el estilo que han reproducido sin grandes variantes Angel, Nano y Lalo Parra, y ahora también Alvaro Henríquez. Mi opinión personal es que ninguno le hace honor al maestro. Roberto era único y nunca me ha gustado la idea de imitarlo. Pero eso es una mera opinión personal. En cuanto a la "cueca brava" el fenómeno es muy parecido, porque muchos la identifican con Nano Núñez, uno de los más grandes compositores de cueca urbana de las últimas décadas, fundador de Los Chileneros y un gran articulador de la vida de bajos fondos santiaguinos y los cerros porteños durante el siglo recién pasado. Claro que la cueca de Núñez es definitiva y rotundamente de una tradición urbana muy profunda y recoge el estilo de las "casas de niñas" y los conventillos, que se remonta a los tiempos de las chinganas en el siglo XIX. Núñez ha practicamente patentado el nombre "cueca brava", también debido al nombre de uno de sus discos. Cueca brava, sin embargo, parece tener una mayor aceptación entre los antiguos cultores de cueca urbana, por cuanto se ajusta más a una tradición que todos identifican como propia. Otros nombres de la cueca urbana son "chilena", cueca chinganera, cueca tradicional.
- ¿Por qué crees que la cueca se ha llevado a una estilización tan alejada de su verdadera esencia?
- Si te refieres al baile, seguramente se debe a la proliferación de los ballets folclóricos y grupos de proyección. Eso va de la mano con el diseño del huaso y su china, con todos sus aperos, colgajos y las respectivas coreografías. Hay que ser sofisticado o estilizado para bailar con esas tremendas espuelas y esas pierneras de cuero, ahí no cabe la simpleza. Además, seguramente tiene que ver con una instrumentación institucional y nacionalista del Estado chileno, que exige una presentación escénica determinada para homenajear a la bandera, al escudo, a la patria. Sin embargo, nada de esto me parece tan terrible. Lo que si me parece lamentable, es la pobre interpretación musical de muchos de estos grupos: instrumentos desafinados, voces destempladas, un estilo cuadrado de cantar, como coro de iglesia, que dista mucho de la raiz musical de la cueca.
- ¿Por qué crees que la cueca ha sido por tanto tiempo considerada una lata, sobre todo por los jóvenes, por qué no prende en los colegios, por ejemplo, y en las celebraciones populares, como ocurre con los bailes propios en otros países?

- Bueno, es natural que haya sido considerada una lata, porque por muchos años interpretarla era equivalente a saber dos o tres acordes en una guitarra y no importaba si desafinabas o no te sabías la letra entera, lo importante era que cumpliera una función didáctica, una especie de tarea escolar, que iba unida a un fin patriótico, poco más o menos. No estoy de acuerdo conque no prenda en los colegios. Creo que se ha tocado demasiado en los colegios y poco en la vida diaria. Más bien los colegios y los profes desesperándose porque los cabros la aprendan la han ido matando. Aunque esto ha ido cambiando en la medida que han nacido muy buenos grupos jóvenes que la interpretan en todo el país, con gran virtuosismo y con sólida formación musical. Grupos como Los Bravos de la Cueca, Los Tricolores, Los Porfiados de la Cueca, Los Santiaguinos, Las Capitalinas, Altamar, Los Romanceros, Los Bohemios, Los de la Orilla, Los Dueños del Barón... etc. Es decir, hay todo un movimiento joven a nivel nacional en torno a la música de la cueca.
- ¿Crees que Los Tres, tú, Los Santiaguinos, etc, recogiendo la herencia de los viejos próceres como el Tío Roberto o Nano Núñez y reviviendo la cueca urbana podrán despertar un verdadero interés en las próximas generaciones en aprender a bailar cueca, por ejemplo?

- Bueno, ese es ya un proceso irreversible. Hay un amplio sector de la juventud que disfruta mucho esta música. En lo personal no estoy muy metido en el baile sino más bien en el canto. Pero no tengo duda, por lo que observo, que la danza entusiasma mucho a los jóvenes. No sólo en Chile, sino que también en el extranjero. En el Campeonato Mundial de Cueca, que se realiza en Toronto, Canadá, compiten año a año varios países (hijos de chilenos en su mayoría y unos cuantos de otras nacionalidades -muy curioso-). Me sorprende ver a toda esta gente joven que habla español con dificultad, que disfruta tanto este baile, por amor a la danza, más que por el carácter de símbolo patriótico que le inyectan muchos acá. Ahora, hay algo en lo que me gustaría ser bien categórico: me da exactamente lo mismo que "toda la juventud", o "todos los chilenos" se sientan motivados por la cueca. No tiene por qué ser así, creo que esa idea es un poco fascistoide. Es muy natural que haya gente a la que le cargue la cueca. No porque sean chilenos tienen que sentirse obligados a entenderla y disfrutarla. Hay mucho argentino al que no le gusta el tango o mucho español que no tiene ninguna onda con el flamenco y nadie los acusa de anti patriotas. Esas son boludeces de los milicos que nos gobernaron por tantos años.
- ¿Qué es lo que te ha motivado a difundir la cueca y a crear el sitio web cuecachilena.cl?

- Simplemente la fuerte atracción que despierta en mí esta música. Tiene que ver con mi padre que era guitarrista y cuequero y con la música que escuché cuando niño. Ahora, lo del sitio web, se debe a que luego de varios proyectos, entrevistas y artículos relacionados con el tema, de pronto vi que había acumulado tanta información en mi cumputador que sería buena idea ponerla al alcance de todos. Así nació www.cuecachilena.cl.
- ¿Cuáles son tus objetivos?

- Realmente, muy desde el comienzo del sitio web mi objetivo ha sido inyectarle un poco de glamour al cuento de la cueca, hacerla taquillera. Que exista un circuito real de adeptos y apasionados por el tema, con su respectivo código de valores, sus estrellas cuequeras. Una subcultura social y cultural con un particular estilo de oir y entender la música. Como sucede con el jazz, con el rock, con el country... el tango, el flamenco, la salsa, qué sé yo, con toda la música popular. Creo que eso está pasando ahora. No por mis méritos, sino porque se han ido dando las condiciones. Me gusta que eso suceda. Sobre todo cuando estamos reunidos personas que entendemos claramente los códigos del canto cuequero, que sabemos cuándo y cómo debe entrar cada cantor, quien lo hizo bien y quien lo hizo mal, quien sabe más versos y tiene mejor "pito" (voz), etc. Así nos han enseñado los maestros (Nano Núñez, Fernando González Marabolí) que era en alguna época de oro de la cueca. Revivir esas situaciones es una experiencia casi mística para quienes disfrutamos de esta música. Obviamente que la gran masa no tendría idea de qué estamos hablando. Y eso no tiene nada de malo.
- ¿Cuándo y cómo surge en tí la inquietud por la cueca?

- Siempre me ha gustado, siempre. Aunque no siempre la he tocado. Las primeras cuecas que aprendí en la guitarra fueron "El chute Alberto" y "El sacristán vivaracho" de Roberto Parra, por allá por los años 60's. Luego no toqué cuecas por muchos años hasta que conocí personalmente a Nano Núñez a finales de los 80's.
- ¿Crees que hay exponentes del folclor que definitivamente han destruido el espíritu de la cueca?

- No me atrevería a acusar a nadie en particular. Ni siquiera me atrevería a afirmar que eso sea una realidad. Más bien creo que el espíritu de la cueca se ha visto afectado por el permanente rechazo de un Chile ilustrado e institucional a los valores culturales del roto y/o el mestizo. No es nada nuevo, es una dialéctica permanente a través de nuestra historia. Hay períodos en que nacen ciertos sentimientos un poco paternalistas de aceptación de la "rotería" por parte del Chile culto, pero son siempre efímeros. La cueca petenece a ciertos márgenes culturales y sociales desde sus orígenes, y seguramente seguirá así por mucho tiempo. En los estratos sociales más bajos está su sustento, eso es indiscutible.
- ¿A qué folcloristas y cultores admiras más y por qué?

- Cómo no admirar a Violeta Parra, si se trata de folcloristas y creadores.
Cómo no admirar a Víctor Jara, Patricio Manns, Rolando Alarcón, Angel Parra. Fue Angel quien volvió famoso al tío Roberto en los años sesenta. Y el tío fue muy famoso, todo un personaje del folclor, de la mano de su sobrino, que grabó con él "Las Cuecas Choras...", un disco histórico. En cuanto a la cueca brava, todo este gran descubrimiento que hemos hecho los últimos años de Los Chileneros, es parte de un proceso comenzado por Héctor Pavez, Gabriela Pizarro y Margot Loyola en los años sesenta. Ellos fueron fundamentales en la primera grabación del grupo liderado por Nano Núñez, en 1967. También el grupo Aparcoa, estudiantes universitarios que reprodujeron a la perfección este estilo "chilenero" de cantar cueca brava, a principio de los setenta y salieron segundos en Viña del Mar con una cueca del mismo Núñez (1972). Es decir, tras este oscuro paréntesis histórico que todos conocemos, hemos salido a extender puentes para retomar la tarea emprendida por todos los que he mencionado. Cómo no sentir respeto y admiración por cada uno de ellos. Dentro de los cultores cuequeros, que todos admiramos, yo tengo a tres personajes que ya no están con nosotros, pero que a mi modo de ver representan lo profundo del espíritu cuequero en cuanto al arte de cantar e interpretar. Ellos son el cantor y pianista de Los Chileneros Raúl Lizama (el Perico Chilenero), el guitarrista Humberto Campos y el acordeonista Segundo Zamora. Los dos últimos fueron compadres de mi viejo, y tuve el placer de escucharlos y admirarlos cuando era muy niño. Perico falleció hace pocos años, alcancé a ser su amigo personal. Un tipo reservado de un talento innato para el canto y de un estilo incomparable en el piano. Así me gusta la cueca a mí, interpretada por maestros en este arte, por favor no me presenten cantores que tocan y cantan mal, que tienen letras picantes o humorísticas (tipo Guatón Loyola), por muy entretenidos que sean. Esa cueca no es mi cueca.

Bicicletas en Santiago

Sin importar lo que digan los expertos y opinantes es un hecho que en Santiago, así como en muchas grandes ciudades, un número cada vez mayor de personas optamos por la bicicleta como un medio de transporte, de paseo y de deporte.”
“Y esto sucede a pesar de lo incómodo y peligroso que puede ser en una ciudad como la muestra en que se nota la poca preocupación de aquellos que le dan forma por este tema y también una cierta intolerancia entre los distintos usuarios del espacio público.”
“Las razones de este creciente interés por este medio de transporte a pesar de las dificultades que conlleva son simples:
“a) En horas de congestión los tiempos de traslado son similares a los de otros medios y su costo es menor.
“b) Si bien es obvio que se requiere un esfuerzo físico mayor que en el transporte motorizado, esto queda ampliamente compensado por los beneficios de una vida saludable a la cual dicho ejercicio contribuye. Aprovecho de mencionar  que las bicicletas modernas permiten sin gran esfuerzo superar pendientes similares a las de los vehículos motorizados.
“c) Contribuir al ahorro energético y a la descontaminación no deja  de ser una buena razón.”
“La situación provocada por el aumento de los ciclistas urbanos comienza a hacer crisis  allí donde la bicicleta comparte espacios con los vehículos motorizados o con los peatones generando conflictos que desincentiva a algunos. Esto nos hace pensar que en la medida que este medio sea acogido en las obras urbanas, solucionando tales conflictos, la cantidad de ciclistas aumentará radicalmente y esto podría sonar interesante para los especialistas en transporte urbano.”
“No quiero decir que vayamos a llegar a extremos como el de Copenhague, que con un clima durísimo ha logrado que el 40% del transporte se haga en bicicleta, pero sí creo que una ciudad debe acoger las iniciativas de sus habitantes que beneficien su calidad de vida”
“Algunas consideraciones de cómo nuestros proyectos u obras urbanas deberían facilitar el transporte en bicicleta son las siguientes:”
“-  Crear continuidades en las ciclovías. Si bien en  Santiago hay una cantidad apreciables de ciclovías, estas son discontinuas, por lo que generan zonas de conflicto. Un  modo de lograr  estas continuidades  es uniendo algunos parques o áreas verdes para generar redes que contengan paseos peatonales y ciclovías. El elemento central de esta red de parques debería ser el sistema de parques del rio Mapocho que uniría todo Santiago  en sentido Oriente-Poniente.”
“- Solucionar puntos conflictivos para las bicicletas como cruces vehiculares con viraje simultáneo y pasarelas peatonales sin rampa.”
“- Crear paraderos-custodias para las bicicletas relacionados al sistema de transporte público. Estos estacionamientos deberían ser también puntos de acceso a bicicletas públicas  como las que ya han implementados con éxito algunas comunas.”
“Por último, nada de esto será posible sin el fomento de dos virtudes fundamentales en los habitantes de cualquier gran ciudad: el respeto y la tolerancia.”
Anexo al tema:
Don Ignacio Baixas, tiene toda la razón del mundo en lo que ha manifestado, pero aparte de eso creo que falta agregar algunos puntos que considero importantes:
Se ha pensado especialmente sobre las carreteras para vehículos motorizados, pero nadie se ha acordado de construir vías anexas para los ciclistas, ya que sin ellas es imposible que puedan circular a otros destinos fuera de la capital, y aquellos que se atreven corren peligro de sus vidas. Hay muchas personas que son de sectores rurales, y que por economía imperiosamente viajan en su bicicleta, pero a pesar de las dificultades para hacerlo logran sus objetivos.
Son pocas las comunas que tienen ciclovías sin conflicto, como ser Providencia, por mencionar alguna, y otras, no lo son tanto, pues existe una  que nace en Estación Central y llega hasta Teatinos, pero en su trayecto está muy cortada, lo que dificulta a los ciclistas su uso.
En cuanto a culturizar a los ciudadanos, sería muy importante que esto se  enseñara a los estudiantes, para que desde pequeños, tuvieran conciencia de la Ley del Tránsito, y  de esta forma, se crearía el hábito del respeto y  la tolerancia.